viernes, 12 de mayo de 2017

La verdad de Venezuela

Caracas Chronicle
Por Fernando Bossi Rojas | Portal ALBA

El ataque que está sufriendo Venezuela es, desde todo punto de vista, descomunal. Desde el plano internacional el gobierno estadounidense pilotea, a través de los organismos que controlan a su antojo, más sus aliados incondicionales, una campaña de hostigamiento feroz, desplegada desde el orden de lo económico-financiero, mediático y militar, hasta el nivel del subsidio a grupos subversivos y delincuenciales.

En el orden interno, la oligarquía venezolana no ha cesado un instante en boicotear la economía del país. El apoyo de la Casa Blanca los envalentona. Desabastecimiento, alza injustificada de precios, acaparamiento, contrabando, mercados paralelos, mafias, vaciamiento de empresas y demás “lindeces” son moneda corriente en la cotidianidad venezolana.  Y si a esto le sumamos la actual ofensiva desestabilizadora y criminal que dirige la oposición, provocando hechos de violencia a diario, el cuadro general es harto complicado.

Una combinación del método de “revoluciones de colores” (Ucrania, por ejemplo) con “combatientes por la libertad” (Libia, Siria y otros), se está llevando a cabo en Venezuela. El manual de Gene Sharp "De la Dictadura a la Democracia" es el texto de cabecera de un sector importante de la oposición, que, respaldado por el poder de fuego de la artillería mediática, inunda a la opinión pública nacional e internacional de mentiras, difamaciones y calumnias.

Todo, absolutamente todo lo que dice la oposición y su caja de resonancia internacional, a través de la formidable cadena de medios de comunicación, es falso. Los hechos de violencia que actualmente se están generando son provocados intencionalmente por la derecha política. Las fuerzas de seguridad son agredidas a mansalva con elementos contundentes, que van desde bombas molotov hasta disparos con armas de fuego. 

Una vez que la policía intenta disipar con gases lacrimógenos a los grupos violentos, aparecen infinidad de cámaras fotográficas y filmadoras haciendo ver que se está reprimiendo a los “manifestantes pacíficos”. Pero nunca en las fotografías o videos aparece cuando ellos agreden a los ciudadanos comunes o a las fuerzas de seguridad, siempre se los muestra como víctimas, y no como victimarios.

Lamentablemente, son pocos los medios de comunicación que realmente cuentan lo que está pasando en el país. En ese sentido, recomiendo ver Telesur o RT, que son medios internacionales que sí muestran la realidad tal cual es. También es conveniente, para tener una visión completa de la situación, navegar por internet en las páginas siguientes: Correos del Orinoco (www.correodelorinoco.gob.ve), Portal Alba (www.portalalba.org), AVN (www.avn.info.ve), Misión Verdad (www.misionverdad.com), VTV (vtv.gob.ve), Resumen Latinoamericano (www.resumenlatinoamericano.org), HispanTV (www.hispantv.com). En estos espacios comunicacionales, quien quiera estar informado podrá obtener una lectura clara de cómo se van desarrollando los acontecimientos y también podrá desintoxicarse del aluvión de desinformación que emanan las cadenas tradicionales.

Es realmente escandalosa y desfachatada la manera en que se tergiversa la verdad, no hay escrúpulo alguno en la forma en que periodistas y comunicadores se suman a la campaña desestabilizadora contra el gobierno democrático. 

Se insulta al Presidente, se insta a la violencia, se pide intervención extranjera por los mismos medios de comunicación y luego se caracteriza al gobierno como de dictadura. Agreden y matan a policías, disparan a ciudadanos comunes, destruyen instalaciones públicas (hasta hospitales), alteran el orden y atentan contra la propiedad y luego, cuando las fuerzas de seguridad los dispersan, hablan de “brutal represión”. Exigen referendo, pero no hacen los trámites en tiempo y forma como lo establece la ley; no respetan el orden constitucional, pero acusan al gobierno de dar un “autogolpe”, reclaman Asamblea Constituyente, pero cuando el gobierno convoca a una Asamblea Constituyente se niegan a participar, piden mediación del Vaticano, pero cuando el Papa los invita a dialogar lo acusan de comunista…

Es que la verdadera intención de esa oposición rabiosa no es otra que la de voltear al gobierno bolivariano lo antes posible. El temor de ellos es que la economía venezolana se vaya recuperando, y por ende, un sector de los votantes del chavismo que se abstuvieron en las elecciones a diputados a la Asamblea Nacional (la que ellos ganaron), vuelvan a dar su apoyo a la Revolución. 

Eso les quita el sueño y los lleva a esta desenfrenada escalada de violencia, con las lamentables consecuencias que acarrea. Saben que el bolivarianismo es una poderosísima fuerza y saben también que, poco a poco, el chavismo comienza a recuperar su vitalidad y vigor.

La apuesta fuerte de esa oposición es lograr la división del chavismo, fundamentalmente en lo concerniente a la alianza estratégica entre pueblo y fuerzas armadas. Ahí apuntan sus cañones, tratar de distanciar al pueblo del componente militar, carcomer la base estructural del bolivarianismo, y poder mostrarle a su amo imperialista que ahora sí están en condiciones de gobernar, vale decir –y léase bien–, entregar las riquezas del país a los intereses de las empresas norteamericanas y afines.

Pero ante esta embestida salvaje, el gobierno ha respondido con el llamado a una Asamblea Constituyente, apelando al poder originario del pueblo, al protagonismo popular. ¡Nada más democrático que eso!

Ante la convocatoria del Presidente Maduro, los revolucionarios bolivarianos redoblaremos esfuerzos para avanzar en la profundización de la Revolución. Ese es el plan de los patriotas chavistas. 

Como decía José Martí: “Los hombres van en dos bandos: los que aman y fundan y los que odian y deshacen”; y agregaba, “a un plan obedece nuestro enemigo: de enconarnos, dispensarnos, dividirnos, ahogarnos. Por eso obedecemos nosotros a otro plan: enseñarnos en toda nuestra altura, apretarnos, juntarnos, burlarlos, hacer por fin a nuestra patria libre. Plan contra plan”.

Fuente: Portal ALBA

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